Juanillo. Con un techo que quiere ceder por las goteras, un enorme ruido de fondo y esquinas destinadas al almacenaje de objetos rotos, es que los estudiantes de la escuela básica de Juanillo reciben docencia en una iglesia de la comunidad, esto por la falta de aulas.
La matrícula del centro sobrepasó los 600 estudiantes, por lo que las cuatro aulas disponibles quedaron pequeñas para recibir a los alumnos. Fue así como se tomó la decisión de habilitar una iglesia como salón de clases.
Dividieron con playwood el espacio y lo convirtieron en dos aulas. Allí se imparten cuatro grados, dos en la mañana y dos en la tarde. Los cursos dados van desde segundo hasta quinto de Primaria.
Según cuanta la maestra Yaniris Sosa: “nuestra principal carencia es no tener un lugar adecuado para que estos niños alcancen el pan de la enseñanza, que es lo que nosotros queremos”.
DIFICULTADES
Además de las filtraciones que tiene la iglesia, también están dañados los abanicos. A todo lo antes mencionado se suma el hecho de que por ser esta una iglesia, el material de apoyo que usan las docentes no se puede pegar en las paredes, por lo que deben colocarlo sobre el playwood, que queda a espaldas de los alumnos.
Le iglesia no tiene verja perimetral, por lo que al salir al recreo los estudiantes quedan expuestos a cualquier peligro.
La docente, Yaniris Sosa, también dice que el ruido que producen los estudiantes de un lado del salón afecta al otro, y viceversa, por lo que es difícil enseñar bajo ese esquema.
“Muchas veces yo los pongo a ellos a hacer una exposición y la grabo para mandarla por el grupo y que los padres vean lo que sus hijos están realizando, y muchas veces se escucha más el ruido del otro lado, que lo que los niños están exponiendo”, comenta la maestra.