BÁVARO. Ruth Caminero denunció que el viernes 15 de octubre se encontraba en un supermercado de la zona de Bávaro cuando un hombre se le acercó e inició así uno de los peores episodios de su vida.
«Fuí víctima de un atraco el cual inició en un supermercado y culminó en un restaurante de comida rápida», dice Caminero.
Relata que siendo las 4:50 de la tarde de ese día se encontraba en el supermercado realizando una compra de artículos de primera necesidad. Dice que estaba específicamente en el pasillo destinado para jabones de baño, cremas y cepillos dentales, cuando se le acercó un hombre de nacionalidad haitiana preguntándole por la dirección de un salón llamado Sandy.
Fue de inmediato cuando ella le informó que no conocía dicha dirección, pero él continuó con la conversación preguntándole que si era residente en Bávaro. Acto seguido ella le contestó que sí, pero que aún así no conocía esa dirección.
El caballero prosiguió a preguntar por el pasillo de las cremas de manos, y ella le indicó cual era. «No habíamos terminado la conversación, cuando una mujer por «casualidad» se nos acercó. El hombre aprovechó para preguntarle por la supuesta dirección que estaba buscando y esta le contestó que sí, que ella conocía el salón y a la dueña del salón y a su vez indicó que el salón estaba cerrado, porque la propietaria se había ganado un palé y cerró el salón y se fue de Bávaro», cuenta Caminero.
Explica que en ese momento el hombre se rió e informó que el número ganador se lo había dado él y que por esa razón la estaba buscando.
El hombre le dio las gracias y ofreció regalarles 500 pesos para las dos, a lo que ella respondió que no. «La mujer le dijo que, en lugar de darle los 500 pesos, mejor le diera un número para ella jugarlo y ganarse la lotería. Él le dijo que si ella quería un número él se lo daría, pero tenía que dárnoslo a las dos, pero yo le dije que no, que no me interesaba y que no creía en eso», precisa.
Acto seguido el caballero de nacionalidad haitiana tomó el papel en blanco que le dio la mujer y lo envolvió y se lo entregó, luego les dijo que ahí estaba el número ganador, pero que debían salir al sol para poder verlo.
Según Caminero el hombre les dio la mano a ambas para supuestamente despedirse. Cuenta que «inmediatamente me tocó mi mano, yo salí de la tienda al junto de la mujer, por lo que me hace creer que fui hipnotizada, porque yo en mis cinco sentidos, no hubiese salido de la tienda y menos a comprobar algo que tuviera que ver con lotería».
Refiere que cuando salieron del establecimiento se pararon en el parqueo y cuando la otra mujer abrió el papel blanco, tenía escrito cuatro números a carbón y debajo de los números tenían dos cruces. «Cuando vi el papel sentí mucho miedo y le dije a la señora que no quería eso, que a mí no me interesaba nada de eso y esta me indicó que esas dos cruces significaban muerte. Inmediatamente apareció nuevamente el hombre con nosotras y nos dijo que ese era el número y que teníamos que jugarlo, yo le repetí que no quería eso y que tenía que irme porque me estaban esperando», relata.
Según Caminero el caballero notó que ella estaba muy nerviosa y asustada, por lo que la amenazó diciéndole que si no jugaba los números, él tenía que revertir la magia o de lo contrario sus hijos morirían.
«Le pregunté que cómo él sabía que yo tenía hijos y este me afirmó que sí, que yo tenía hijos. Me sacaron del parqueo y me sentaron en el restaurante de comida rápida. El hombre, supuestamente, empezó a devolver la magia realizada con los números. Me dijo que tenía que bendecir mis pertenencias, que le entregara todo lo que tenía que fuera de mi propiedad y le entregué mi celular personal y dinero en efectivo», alega.
Caminero dice que cuando el caballero terminó, supuestamente, de bendecir todas sus pertenencias envolvió el celular y el dinero en efectivo en unas páginas en blanco y las amarró con hilo de color gris y supuestamente se los entregó. «Cuando me hizo entrega, me dijo que me fuera inmediatamente y que no hablara con nadie y que no podía abrir mis pertenencias hasta que llegara a mi casa y me lavara las manos 50 veces con sal», dice.
Pasada media hora aún se encontraba en supermercado esperando por la entrega de un pastel, «le estaba contando lo sucedido a mi compañero de trabajo que andaba conmigo y este me preguntó que si estaba segura que me habían entregado el celular y el dinero, fue cuando me di cuenta al abrir la envoltura que en lugar de mi celular y mi dinero, tenía un pedazo de loseta envuelta en cartón».
Ruth Caminero dice que ella decidió contar lo sucedido porque así puede contribuir a la sociedad y evitar que más personas inocentes, que como ella salen de sus hogares día tras día a ganarse el pan honradamente, no sean víctimas de personas como este individuo, que jugó con su mente.
Comenta que «Puedo decirles que más que la pérdida de lo material, no he vuelto a tener tranquilidad, ni paz. Estoy en un estado de ánimo que no soy yo, por el miedo y la impotencia que siento».
Manifiesta que el caso está en manos de las autoridades locales y que llegará hasta las últimas consecuencias para que puedan atrapar a esa persona.