Bávaro. Desde que el visitante se asoma a la entrada de esta emblemática playa de Jelly Fish, una de las más antiguas en el Distrito Municipal Verón-Punta Cana, se percata del abandono que impera allí.
La ruta que lleva hasta este litoral fue encerrada entre las paredes de dos hoteles circundantes y no se le hizo un desagüe, lo que provoca que las lluvias formen un enorme charco.
La entrada peatonal fue hecha en adoquines, pero esa obra que inició la Junta Municipal de Verón-Punta Cana, nunca se terminó. Hoy esos adoquines son casi inexistentes por la gran cantidad de arena que se le ha acumulado.
La orilla de la playa está llena de algas y fundas usadas para recoger el sargazo. Además hay basura y restos de embarcaciones.
Las lanchas están colocadas a su suerte, sin que nadie regule el espacio para que visitantes se puedan bañar.
Esta playa representa uno de los lugares más irónicos de esta comunidad turística, pues se le colocó este nombre a uno restaurante muy conocido que queda justo en ese espacio.