PUNTA CANA. La lectura agudiza la sensibilidad, hace las personas libres, críticos, y brinda mayores recursos para interpretar el mundo.
Da la posibilidad de generar un estrecho encuentro con la realidad y estar al tanto de las transformaciones que experimenta el hombre.
Es cierto que todos necesitan y deben leer, pero si hay un segmento que lo necesita un poco más en medio de esta furiosa época de revolución tecnológica son los jóvenes.
Todo lo que alimente la mente y el espíritu será una fiesta. Lo que edifica y construye al ser humano es una fiesta. Sembrar el amor por la lectura en los más chicos, es un acto noble, festivo y necesario.
Si bien los buenos hábitos y la formación del ser humano empiezan en el hogar, las medidas que tome el Estado en favor del desarrollo intelectual de los estudiantes deben ser complementadas en casa. Los padres deben plantear actividades que propicien cercanía entre sus hijos y los libros.
Lo ideal es predicar desde el ejemplo. Hay que encontrar el momento del día y el espacio perfecto para compartir un libro. Al hacerlo se tejerán lazos emocionales, afectivos, y las chances de crear lectores asiduos y voraces serán mucho mayores. La lectura debe ser vivida desde el placer, no desde la imposición, y esta es una buena forma de lograrlo.
La lectura es sabiduría, conocimiento, crecimiento, un alpiste para el alma. Esta debería considerarse la fiesta permanente y cotidiana de la vida, y que los hogares pasen anegadas de libros y de letras.
Sin embargo no todo es color de rosa, también se puede decir que el libro está siendo olvidado por una gran parte de la población en su mayoría jóvenes, debido a que el internet principalmente y los medios de comunicación, atraen con mayor eficacia el interés y la atención de estos.
Normalmente algunos jóvenes leen por “el deber y no el querer”, siendo una situación preocupante que se da en muchos países, y mientras la tecnología siga aumentando y ofreciendo nuevos atractivos, es muy probable que el hábito de la lectura vaya disminuyendo continuamente y la pobreza cultural de la juventud crecerá.