Vallegina. La comunidad de Vallegina tiene aproximadamente 200 casas y poco más de 1,500 personas residentes, pero se sienten abandonados por las autoridades que deberían representarles.
Vallegina es conocida como productora de uno de los quesos más famosos de la provincia La Altagracia, pero según los lugareños ellos están en el “limbo”, pues se consideran ‘tierra de nadie. Algunos señalan que pertenecen al Distrito Municipal de la Otra Banda, pero otros manifiestan que están más cerca al Distrito Municipal de Verón-Punta Cana. La realidad es que no aparecen en la Ley 386-06 que eleva el paraje Verón, del Municipio de Higüey, a la categoría de Distrito Municipal Turístico Verón-Punta Cana.
La situación de la comunidad de Vallegina es que con el paso de los años ha ido creciendo y ninguna de las autoridades distritales se ha hecho cargo de ellos. El área empezó a poblarse hace unos 20 años y los logros que han alcanzado para su localidad ha sido a base del esfuerzo de los lugareños.
Vallegina es productora de leche y víveres. Buena parte de sus residentes se sostienen, además de la venta de lácteos, de la industria hotelera, pues trabajan en la zona de Bávaro.
Johanna Núñez, integrante de la Junta de Vecinos de Vallegina, manifiesta que “no estamos ni en un lado ni en el otro”, pues cuenta que de la Otra Banda solo reciben la recogida de basura y de Verón les han dado ayuda con las lámparas para el alumbrado de la calle. “De Verón nos han apoyado más que de la Otra Banda”, dice Núñez.
TIERRA DE NADIE
Mártires Caraballo, residente en Vallegina, dice que el director distrital de Verón-Punta Cana manda a limpiar hasta la Jalda de Verón, mientras que el de la Otra Banda hace lo propio hasta poco antes de esa localidad. Señala que son los lugareños quienes cortan los árboles que tapan la carretera, principalmente en las curvas circundantes.
“Aquí hace mucho se dice que pertenecemos a Verón, pero aquí no se pertenece a nadie. En la edad que yo tengo yo no sé decir si es a la Otra Banda o a Verón”, expresa Caraballo.
Para que le colocaran la luz a toda la calle principal de esa localidad, los residentes reunieron cerca de 15 millones de pesos y junto a Ramón Antonio Ramírez, director distrital de Verón-Punta Cana, consiguieron poner el tendido eléctrico, hace seis años atrás.
Otra de las dificultades que presentan es la falta de patrullaje, pues no tienen destacamento de la Policía Nacional, y por ende las unidades no pasan por esa comunidad. “Los de Verón se devuelven del Guateque y los de la Otra Banda se devuelven de la bomba de Jobo Jaguey. Esto aquí es nulo, ni hay nadie que se duela”, destaca Mártires Caraballo, quien reside en la zona.
Los jóvenes de esa localidad tampoco tienen una cancha o play para practicar deportes. Según señala un adolescente de la comunidad, cuentan con una media cancha que les construyó el director de Verón-Punta Cana, pero la misma está en un potrero y no tiene las condiciones necesarias.
UNA CALLE DIGNA
Los residentes de esta comunidad claman a las autoridades para que le construyan la calle que los comunica con Friusa, la misma tiene una extensión de 16 kilómetros, y les permite acortar el tiempo de llagada al polo turístico. Por ahora deben de tomar la cartera Otra Banda-Verón para acceder a la zona, misma que tiene una extensión de más de 60 kilómetros.
La calle que lleva a Friusa atraviesa el paraje de Las Tres Piezas, y se encuentra en muy mal estado. Los hoyos y las piedras la hacen casi intransitable, e impiden el comercio rápido entre ambas localidades.
Johanna Núñez, integrante de la Junta de Vecinos de Vallegina, precisa que también requieren la construcción de aceras y contenes, esto porque por allí pasan los niños para ir para la escuela. También dice que tienen varios caminos vecinales en situaciones precarias.
REPARACIÓN DE POLICÍAS ACOSTADOS
Hace más de ocho años atrás, en esa comunidad de Vallegina se construyeron dos policías acostados porque varios niños habían sufrido accidentes al salir de la escuela, producto de la alta velocidad a la que transitaban por allí los vehículos. Hoy esos reductores están deteriorados y sin señalización.
Mártires Caraballo, un lugareño, señala que hace seis años que pintaron por última vez esos policías acostados, pero que luego de eso no se les ha hecho nada más. Refiere que en ese lugar han ocurrido varios accidentes, por la falta de señalización.
Comenta que el propietario de una de las casas cercanas a esos reductores tuvo que colocar neumáticos grandes a la orilla de su propiedad, porque una mañana se levantó y un autobús estaba en su patio.